Las personas con discapacidad o sus parejas no se atreven a hablar o a preguntar de su sexualidad porque les causa susto, temor o pena pensar que alguien pueda tener una sexualidad activa con personas que están completamente dependientes. La sexualidad en todos sus ámbitos y en todas las discapacidades, es un tema tabú.

Algunos elementos para mejorar la comunicación familiar:

• Ofrecer el diálogo sin imponerlo.
• Compartir los sentimientos, aún los más desagradables. Esto los legitima y naturaliza.
• No es conveniente interpretar el sentir del otro. El riesgo es desvirtuarlo según la sensibilidad propia.
• Los ocultamientos para cuidar a los hijos menores paradójicamente despiertan peores fantasías en relación con la enfermedad. Es mejor que reciban información tranquilizadora, sin detalles innecesarios, que ponga nombre a lo que está sucediendo.

Garcea, O.; Correale, J. (2003). Vivir con esclerosis múltiple. Buenos Aires: Editorial Médica Panamericana.